Nos levantamos a las 7.15 para ducharnos, desayunar con tiempo en el hostal y salir de turismo para aprovechar la luz solar, ya que a las 16.00 ya es completamente de noche. Lo primero que hicimos fue ir al cementerio que estaba al lado del hostal y ver la tumba de Hans Cristian Andersen, escritor de cuentos como: La Sirenita, el patito feo, y la pequeña cerillera.
Luego nos dirigimos hacia el lado Noreste en busca de la famosa sirenita. Por el camino nos encontramos con un puente donde se ve una de las fotos famosas de esta ciudad, la universidad y varios parques. Atravesamos por uno de ellos, que la verdad era bastante bonito.
Mientras caminábamos por el parque, por la orilla del lago, vimos una cancha con botas colgadas de un árbol!
Por el parque llegó un punto que no sabíamos donde estábamos, pero un hombre muy amable, mientras estaba haciendo footing se paró y nos preguntó que hacia dónde nos dirigíamos y unos guió. Gente muy amable en Copenhague, cosa que nos extrañó porque habíamos escuchado lo contrario. Después de caminar por otro parque para atrevasar una pequeña fortaleza donde hay una base militar,pudimos ver algunas iglesias y estatuas, y por fín vimos la ansiosa sirenita. No es muy grande y está un poco amorfa, pero a mí me gustó mucho. :)
Más tarde nos dirigimos para el centro, pasando por el palacio real donde estaban haciendo el cambio de guardia, y en la calle que iba para el puerto había una vista preciosa de la ópera.
Cuando el hambre apretaba, estábamos cerca del centro, dónde queríamos comer para poder pagar con tarjeta. Allí vimos una plaza con hielo artificial para poder patinar en invierno, situada en frente del teatro. Andamos un poco por allí y llegamos al puerto nuevo, donde hay una preciosa vista de casas de colores y barcos.
Luego llegamos al centro de la ciudad dónde está el parlamento y el ayuntamiento y en una de las calles peatonales de tiendas, encontramos un bufé chino bien de precio para comer, descasar, ir al servicio y estar calentitos.
Recargadas las pilas, nos fuimos al metro, el cual es una pasada, hacia Christiana, un barrio donde viven hippies y no hay ley, es independiente de Dinamarca.
Dentro de Christiana había un mercadillo de puestos hippies, fábricas donde viven, parques y gente pasando droga, xD. Cuando sales de esta "ciudad" en la puerta hay un arco que pone: ahora estás entrando en la Unión Europea.
De vuelta cogimos otra vez el metro. Mola un montón. No hay barreras para entrar, es decir, que puedes entrar de gratis. Nosotros fuimos a una máquina y un hombre se había dejado un bono de 10 viajes. ¡Genial! 5x2=10, si nos pilla el revisor no pasa nada! El metro está a bastante distancia del suelo, menos mal que hay escaleras mecánicas. Luego hay una abertura donde hay dos sentidos de metro, pero no puedes caerte a las vías porque están cerradas con puertas. Cuando llega el metro, se paran las puertas de éste justo en las puertas de la vía y se abren. Lo novedoso es que no tienen conductor, está todo informatizado y puedes ver el recorrido que hace el metro a través de la ventana del "conductor".
Luego fuimos al parque de atracciones Tívoli, que estaba iluminado con luces de navidad, pero valía unos 12 € entrar, asi que nos quedamos con las ganas.
Después nos fuimos al hostal a descansar y luego salimos a un pub un poco cutre a tomar algo. Pero poco tiempo, porque estábamos cansados (sobre todo yo que no había dormido) y teníamos que madrugar para ir a Malmö.
Pues esta es otra parte de nuestro viaje. A ver si podemos poner la tercera antes de irnos a Oslo.
Besitos!!
Luego nos dirigimos hacia el lado Noreste en busca de la famosa sirenita. Por el camino nos encontramos con un puente donde se ve una de las fotos famosas de esta ciudad, la universidad y varios parques. Atravesamos por uno de ellos, que la verdad era bastante bonito.
Mientras caminábamos por el parque, por la orilla del lago, vimos una cancha con botas colgadas de un árbol!
Por el parque llegó un punto que no sabíamos donde estábamos, pero un hombre muy amable, mientras estaba haciendo footing se paró y nos preguntó que hacia dónde nos dirigíamos y unos guió. Gente muy amable en Copenhague, cosa que nos extrañó porque habíamos escuchado lo contrario. Después de caminar por otro parque para atrevasar una pequeña fortaleza donde hay una base militar,pudimos ver algunas iglesias y estatuas, y por fín vimos la ansiosa sirenita. No es muy grande y está un poco amorfa, pero a mí me gustó mucho. :)
Más tarde nos dirigimos para el centro, pasando por el palacio real donde estaban haciendo el cambio de guardia, y en la calle que iba para el puerto había una vista preciosa de la ópera.
Cuando el hambre apretaba, estábamos cerca del centro, dónde queríamos comer para poder pagar con tarjeta. Allí vimos una plaza con hielo artificial para poder patinar en invierno, situada en frente del teatro. Andamos un poco por allí y llegamos al puerto nuevo, donde hay una preciosa vista de casas de colores y barcos.
Luego llegamos al centro de la ciudad dónde está el parlamento y el ayuntamiento y en una de las calles peatonales de tiendas, encontramos un bufé chino bien de precio para comer, descasar, ir al servicio y estar calentitos.
Recargadas las pilas, nos fuimos al metro, el cual es una pasada, hacia Christiana, un barrio donde viven hippies y no hay ley, es independiente de Dinamarca.
Dentro de Christiana había un mercadillo de puestos hippies, fábricas donde viven, parques y gente pasando droga, xD. Cuando sales de esta "ciudad" en la puerta hay un arco que pone: ahora estás entrando en la Unión Europea.
De vuelta cogimos otra vez el metro. Mola un montón. No hay barreras para entrar, es decir, que puedes entrar de gratis. Nosotros fuimos a una máquina y un hombre se había dejado un bono de 10 viajes. ¡Genial! 5x2=10, si nos pilla el revisor no pasa nada! El metro está a bastante distancia del suelo, menos mal que hay escaleras mecánicas. Luego hay una abertura donde hay dos sentidos de metro, pero no puedes caerte a las vías porque están cerradas con puertas. Cuando llega el metro, se paran las puertas de éste justo en las puertas de la vía y se abren. Lo novedoso es que no tienen conductor, está todo informatizado y puedes ver el recorrido que hace el metro a través de la ventana del "conductor".
Luego fuimos al parque de atracciones Tívoli, que estaba iluminado con luces de navidad, pero valía unos 12 € entrar, asi que nos quedamos con las ganas.
Después nos fuimos al hostal a descansar y luego salimos a un pub un poco cutre a tomar algo. Pero poco tiempo, porque estábamos cansados (sobre todo yo que no había dormido) y teníamos que madrugar para ir a Malmö.
Pues esta es otra parte de nuestro viaje. A ver si podemos poner la tercera antes de irnos a Oslo.
Besitos!!